Che, esto que leí recién me hace reír los pies:
“En medio de peleas por asistencias y desplantes de última hora en los actos del Bicentenario, la presidenta Cristina Kirchner sorprendió ayer cuando desistió de ir al desfile militar al que había anunciado que concurriría como señal para reinsertar a las Fuerzas Armadas en la vida política e institucional. La explicación oficial consistió en que la jefa del Estado buscó ‘no saturar’ con su presencia la sucesión de actos patrios”. (Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1267859).
Más allá de las verdaderas y ocultas razones por las cuales la Presi no asistió al desfile, causa mucha gracia y asombro lo contradictorio de la excusa oficial: “no saturar con su presencia”. Qué loco, ¿no? Pensar que en estos 2 años y medio de gobierno, Cristina apareció hasta en la sopa inaugurando jardines de infantes, cloacas, salitas de primeros auxilios, semáforos, o asegurando que, a la hora de hacer la “porquería”, la carne de cerdo funciona mejor que el Viagra. Y siempre en medio de actos con claque propia en los que, de paso cañazo y a cuento de nada, aprovechaba para “atender” a todo aquel que pensara diferente. Llámese oposición, medios, monopolios, Iglesia o lo que fuere.
“No me saturéis”, hubiese dicho otra mujer que supo ocupar el mismo sillón.
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