miércoles, 3 de marzo de 2010

El hombre-electrón

Según los libros de biología, todos los seres humanos estamos formados por millones de moléculas y cada molécula, por un conjunto de átomos. Cada átomo, a su vez, se compone de un núcleo de carga positiva formado por protones y neutrones, alrededor del cual se mueve una nube de partículas negativas, llamadas electrones. Si bien ésto es cierto, creo que a los científicos en algún punto se les debe haber escapado la tortuga. Y no es chiste. Estoy en condiciones de afirmar que existen individuos que nacieron desprovistos de núcleos y cuya única misión en la vida es desparramar energía negativa.

PRESENTACION EN SOCIEDAD
Para arrancar diría que el “hombre-electrón” (o mujer-electrón, da lo mismo, no se pongan celosas las chicas) vendría a ser un pariente lejano del “contreras” y del “sabelotodo”. Con las diferencias del caso, por supuesto. El sujeto negativo no se opone ni fanfarronea por deporte, lo hace para prevenirnos de algún peligro o prepararnos para “lo peor”. En general es tremendista, exagerado y su especialidad es dar malas noticias. Siente la obligación de informar la verdad -o lo que él cree que es la verdad- antes de que el otro viva engañado. Aunque duela. Y si bien en esta delicada cuestión podemos estar todos más o menos de acuerdo, el problema es que este especímen carece de todo tacto a la hora de discernir si alguien debe ser rescatado o no de ese piadoso engaño. Es un asaltante de ilusiones.

UN POCO DE MALA ONDA NO SE LE NIEGA A NADIE
La medicina y la salud son sus terrenos favoritos. Le encantan. El negativo es un ferviente abanderado de una dudosa máxima: los médicos siempre te ocultan algo. Si el tordo te recetó una pastilla color verde, el tipo te va a decir que ésa es para hipertensos graves, y que si estuvieras bien te hubiera mandado a tomar la azul. Si te ve algún lunar en el cuerpo, te va a contar que a una amiga le apareció lo mismo y en dos semanas espichó. Si le comentás entusiasmado lo bien que viste al abuelo Paco para las Fiestas, te avisa que, según escuchó de buena fuente, el veterano no llega a comer la rosca de Pascua. Ah, y siempre te va a ver más flaco, una manera indirecta de sugerirte que debés tener “algo”.
Nunca le confieses tus planes vacacionales a un negativo. Si viajas a Bariloche en tal aerolínea, te va asegurar que a esa flota de aviones hace 2 años que no le realizan mantenimiento. Si te vas al Caribe, te va a afirmar que es temporada de huracanes. Si en cambio optás por un tour arqueológico al Machu Picchu, te va a advertir que viajás justo en época de lluvias y aludes. Pero para el negativo, estas amenazas de mal tiempo son relativas: si cambiás el destino por las Cataratas, te va a avisar que, por la sequía, el río Iguazú se quedó sin agua. Y ni se te ocurra contarle que te vas con tus hijos a Disney; es capaz de decirte que Mickey, Minnie, Pluto y Donald cayeron en cama por el dengue o la gripe A.
El rubro automotriz tampoco escapa a sus predicciones. Si te compraste tal auto importado, te va a afirmar que los repuestos son carísimos y tiene poco valor de reventa. Si te compraste tal modelo nacional, te va advertir que son los que más afanan. Si sacaste un 0km te va a recordar que al mes pierden la mitad de su valor. Si apenas te alcanzó para uno medio viejito, te va a decir que, según su mecánico, a más de 90 recalientan. Si te compraste una 4 x 4 te va a asegurar que las “levantan” para clonarlas en Paraguay. Si te compraste una moto te va a contar que en una idéntica se hizo percha un amigo.
Y hay más... Si le confesás entusiasmado que vas a ser papá, te va aconsejar que duermas ahora porque se te avecinan noches enteras en vela. Si tu hijo consiguió un laburo en una cadena de hamburguesas, te va a asegurar que los explotan. Si te compraste un depto en el centro, te va a avisar que no vas a poder dormir por el ruido. Si te mudaste a un barrio tranquilo, te va a señalar que justo en esa zona crecieron los asaltos. Si te pusiste a fabricar slips, te comentará que ahora se están usando más los boxers. “Yo te lo digo por las dudas, después vos hacé lo que quieras...”, es el latiguillo que usa como corolario de sus inoportunas palabras de desaliento.

BALANCE NEGATIVO
Conclusión, lo que se dice conclusión no he sacado; es que bucear en la psicología de un negativo es una tarea compleja. Pero a modo de cierre, voy a traer a la memoria una anécdota muy graciosa ocurrida hace años. Un amigo le acababa de dar a otro la noticia que iba a ser papá por segunda vez. Ya tenía una nena y ahora esperaba el pibe. Como el futuro padre ya sabía de la condición de negativo de su interlocutor, se preparó para soportar con humor el mismo par de advertencias de aquella primera vez: que no iba a poder pegar un ojo y que ahora empezaban los verdaderos problemas. Pero este hombre-electrón no apeló a ninguno de estos lugares comunes. Haciendo gala de una fina creatividad, lo aplastó con un “¿Así que se viene un varoncito? Mmmm... ¡¡Cagaste!! no te va a servir nada de lo que dejó la nena...”. Un capo total.

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