lunes, 10 de abril de 2006

Puta suerte (en boca cerrada...)


Estaba visitando con mi amigo Andrés las ruinas mayas de Palenque, en el estado mexicano de Chiapas y, como a la mayoría, se nos ocurrió trepar el imponente Templo de las Inscripciones. La pirámide estaba coronada por un altar en forma de galería desde el cual se dominaba casi todo el conjunto de edificios históricos. Nos sentamos en el último escalón y nos dedicamos a observar el paisaje de ruinas y selva. Entre los turistas que se paseaban allá abajo nos llamó la atención una blonda y solitaria señorita cuya musculosa y apretados shorts le marcaban una silueta más que interesante. Con el zoom de mi cámara comenzamos por turnos a seguir de cerca su andar y a elogiar a viva voz su trasero, hasta que alguien interrumpió nuestro pasatiempo. "Ese culo es el de mi esposa", nos gruñó en perfecto castellano y con aire desafiante un corpulento sujeto que permanecía cerca nuestro desde hacía un rato. El personaje parecía decidido a ir por más si alguno de los dos se paraba y lo enfrentaba. Maldijimos por dentro nuestra extraña mala suerte y le pedimos disculpas. No estábamos dispuestos a estropear nuestras vacaciones por un paparulo que sintió violentado su orgullo por una cámara de fotos.

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