domingo, 24 de julio de 2011

Al fondo a la derecha II

Hace exactamente 2 años publiqué un post que, a través de divertidas imágenes, mostraba lo difícil que es reconocer el baño de las chicas y el de los muchachos en algunos bares, salones y restaurantes. Dificultad que se origina gracias a la pretenciosa e innecesaria creatividad de sus dueños para identificarlos. ¿Se acuerdan?
Si bien estos modernos y sofisticados propietarios de locales nos plantean un inesperado misterio que, tarde o temprano, resolvemos por deducción, existe otro problema previo que poco tiene de interpretativo pero sí mucho de geográfico: encontrarlos.
Llamar al mozo o acercarse a la barra para indagar sobre las coordenadas del bendito biorsi, es comparable a aquella antiquísima costumbre de parar con el auto a preguntar por una calle o ruta desconocida. Es más, si hay alguien en nuestra mesa que ya tuvo el privilegio de visitarlo, se convertirá de pronto y sin quererlo en un personaje clave, una especie de guía baqueano al que todos consultarán. Y debemos escucharlo con atención; un solo detalle del relato que pasemos por alto nos mandaría a conocer la cocina, la terraza de algún vecino o el nuevo entubamiento del arroyo Maldonado.
Lo que sigue es una clasificación de los baños según ubicación, accesibilidad, señalización y, en algunos casos, peligrosidad. Pasen, vean y no se olviden de bajar la tapa del inodoro y tirar la cadena.

TURISTICOS
Llevá filmadora y cámara de fotos porque vas a tener la oportunidad de realizar un pequeño tour por el local. Seguramente incluirá un didáctico vistazo a la intimidad de la cocina, donde serás testigo del descuartizamiento de un lechón o del estado de deterioro en el que se encuentran las ollas. Como bonus track de esta especie de exclusivo reality, podrás palpar también la transpiración del lavacopas o ver en qué lugar se mete la mano el mozo antes de llevarte los sorrentinos a la mesa. Si la excursión se extiende un poco más, quizás llegues a pispear el depósito de bebidas y hasta el cuartucho donde se tira a apoliyar el cocinero cuando anda con pocas ganas de volverse a González Catán.

OUTDOORS
Ideales para los amantes de la vida al aire libre. Es que sin sospecharlo, en algún momento de ese apurado peregrinaje te van a someter a una experiencia a cielo abierto haciéndote atravesar un patio o un jardín. Pasa con frecuencia en esos modernos restós hechos de casas recicladas. Todo tiene una explicación, era el baño de la difunta abuela cuando en los ‘80 la habían traído a vivir a la piecita del fondo. Consejo: en invierno levantate de la mesa con el abrigo puesto y si llueve agregá pilotín o paraguas. Si se trata de un almuerzo y el día pinta lindo, a la vuelta podés quedarte un ratito a tomar sol.

HOTS
Se dan exclusivamente en pubs medio tramposos o discotheques. Para satisfacer tus necesidades fisiológicas tendrás que atravesar a tientas oscuras zonas pobladas de parejas con las hormonas en ebullición. En algunos casos pueden ser simples e inocentes arrumacos y en otros, manos que se pierden en regiones del cuerpo humano que sólo aparecen publicadas en libros de biología o en las infografías de Clarín. Consejo: andá acompañado de tu jermu y al salir se quedan relojeando disimuladamente por ahí. Es más barato que alquilar una triple X.

MULTIFUNCION
No son de los más comunes pero existen. Sirven al mismo tiempo como baño del restaurante y del delivery que atiende a la vuelta. El problema mayor no es encontrarlos sino poder salir luego por el lado correcto. Si la situación se complica, apuntá derecho para la calle, doblá en la esquina y volvé a entrar al restaurante por donde llegaste al principio. “¡Magia, magia; soy Copperfield!”, les decís a tus amigos al regresar a la mesa por un lugar inesperado.

LABERINTICOS
Además de cámara y filmadora, no olvides llevar una brújula. Son ideales para entretenerte un rato si la cena viene medio plomazo. No es gracioso, claro está, si tu vejiga ya adquirió el tamaño y la presión de una Jabulani después de un penal ejecutado por Cristiano Ronaldo. Durante ese largo rally tendrás que atravesar viejas puertas, doblar por fríos pasillos y sortear extraños desniveles. También podés llegar a cruzarte con sujetos que no habías visto nunca y que tal vez sean capaces de orientarte. Es fundamental recordar cada detalle del trayecto porque la cosa no termina una vez que aliviaste tus vías urinarias, después tenés que regresar a la mesa. Si tu memoria visual no es suficiente, anotá las referencias en una servilleta o hacé como en el famoso cuento de Hansel y Gretel: cazá un pedazo de pan y andá sembrando miguitas por el camino. Ah, llevá también tu celular; si fallan todos estos recaudos llamá a una patrulla para que directamente venga a rescatarte.

ALCAHUETES
Son la contracara de los laberínticos. No hace falta preguntar por su ubicación porque están en el medio del salón y a la vista de todo el mundo. Al ingresar es importante que cierres bien todas las puertas, la principal y la de tu retrete. Es que mientras suponés confiado que nadie te ve, algún espejo indiscreto puede lograr que tu tierna imagen frente al mingitorio burle la protección de las paredes y se haga pública. No olvides vestirte completamente antes de abandonarlo, no sea cosa que decenas de ojos te enganchen acomodándote la pollera, ajustándote el cinturón o subiéndote la bragueta. Y todos sabemos qué pasa cuando lo hacemos a las apuradas.

AEROBICOS
Ubicados en otro nivel, y no me refiero a su categoría. Pueden estar uno o dos pisos más arriba o en un profundo sótano refaccionado. Pensados para los fanáticos del fitness, quienes no tienen problema en subir –y luego bajar- 50 escalones las veces que sean necesarias y de un saque. Si andás con muchos críos pequeños presionalos para que se la aguanten; es más práctico acompañarlos a todos juntos en un solo viaje. Y ojo con lo que acabás de morfar, no es recomendable hacer mucho esfuerzo físico después de una Maryland, unos callos a la madrileña o de chuparte vos solo una 3/4 de cabernet-sauvignon. Te puede cortar la digestión.

ARQUEOLOGICOS
No solo son difíciles de encontrar, sino que te sumergen en una especie de túnel del tiempo, te invitan a conocer el apasionante Buenos Aires de nuestros antepasados. En realidad estás descubriendo todo ese sector del local que, por falta de presupuesto, aún no fue remodelado. De todas maneras, el shock es grande: de una ambientación chill out y minimalista podés pasar sin escalas a la réplica de una catacumba romana o al viejo aguantadero de una banda que se dedicaba a los secuestros.

Como quedó demostrado a lo largo de estas líneas, esa frase que subyace en el imaginario popular y le da título a este informe es solo un mito. Como tantos otros. Y ya que hablamos de mitos, para completar esta saga de misterios que rodean al fascinante reino de los azulejos faltaría tratar aquello que nos desvela a todos los hombres: por qué será que las mujeres no pueden ir a hacer pis solas. Aunque les digo algo, si para una simple visita al baño debemos pasar por semejantes peripecias, no es una mala idea que lo hagan en patota. Uno escucha cada cosa...

5 comentarios:

Sandra Montelpare dijo...

Sublime el post de hoy, Armando!! Para colmo de males ls peripecias femeninas no terminan al encontrar el baño. Es hacer equilibrio sin tocar el inodoro en una posición por demás incómoda con la cartera y abrigo sin salpicarte ja! y agradezca que el piso no esté mojado. En filo (uba) cuando apenas nos habíamos mudado de marcelo t. no tenían identificación en la puerta y bueno... la de cosas que una se encontraba...

Armando De Giácomo dijo...

Gracias x semejante elogio, Sandra!!! Este era un tema que me rondaba la cabeza hace rato.
Las incomodidades supongo que también merecen un post, aunque en ese sentido, para nosotros todo es más fácil y expeditivo.

Saludos!

Sil dijo...

Entre que soy un poco miope y otro poco torpe, prefiero aguantarme las ganas y no ir al baño en un restaurant. Seguro que no entiendo las indicaciones y me meto en cualquier lado, o me resbalo cuando voy caminando, o le golpeo la bandaja a un mozo.

Con respecto a los carteles de las puertas, hace algunos años fui a una conferencia de un diseñador gráfico, y contaba que una vez tenían que diseñar los carteles identificatorios de ciertos baños; cada uno tiraba ideas distintas (muñequitos, dibujos, fotos, azul/rosa, etc), hasta que él (el diseñador que daba la conferencia) dijo "por qué no lo hacemos fácil y escribimos HOMBRES y MUJERES y listo?"

Armando De Giácomo dijo...

Es lo que yo digo, ¿tanto les cuesta poner "hombres" y "mujeres"?
Sean creativos en los platos, en la decoración, en la música... pero cuando el cristiano se está haciendo encima... hágansela fácil!!!!

Saludos, Sil!!

Morchi dijo...

Genial!!! Si uno elige restaurantes por su calidad de comida vs precio, hoteles según precio, por qué no pensar en el estado y la limpieza de los baños?

Debemos como ciudadanos exigir lugares limpios ... las mujeres los necesitamos ... la parabólica humana se me hace cada vez más difícil ... será por los años?

Besos!!! y gracias por seguir dedamasydecaballeros.blogspot.com