viernes, 2 de abril de 2010

Momentos inolvidables de la buena TV...


En el capítulo 3 de la primera temporada de la serie Los Simuladores (2002), Santos, Ravenna, Medina y Lamponne deben hacer que los accionistas de una compañía láctea venidos desde México reincorporen a un viejo y fiel empleado de la misma.
Uno de ellos resulta ser un homosexual reprimido (el personaje se llamaba Pedro Velazco) quien durante el operativo de simulación se enamora perdidamente de Medina (Martín Seefeld). Una de las escenas finales transcurre con los dos solos en un ascensor, donde Medina se le acerca a Velazco y, con Abba sonando de fondo, le come la boca de un beso (era parte del operativo).
En el capítulo 3, pero de la segunda temporada (2003), Medina vuelve a encontrarse inesperadamente con el empresario mexicano, esta vez en una fiesta de disfraces. A pesar de las máscaras, Velazco lo reconoce, dando lugar a una de las escenas más graciosas y recordadas de la TV en los últimos tiempos. ¿Se acuerdan cuál era la famosa frase que inmortalizó el mexicano? Aquí está:

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