miércoles, 17 de febrero de 2010

Precauciones

Nuestro país –o sea, la Argentina- está pasando por un momento político difícil, eso lo sabe todo el mundo. Cada crítico del Gobierno es visto como un pichón de Hitler o Mussolini. ¿Será tan así? Yo me hice un listadito de cosas que en este 2010 voy a dejar de hacer para que no me tilden de derechista y destituyente. Por las dudas, ¿vistes?

Circular por la Avenida Cobo, en el Bajo Flores. Razones obvias.

Seguir llamando Cangallo a la calle Perón. Me acusarían de gorila.

Seguir llamando Avenida del Trabajo a Eva Perón. Me señalarían como enemigo de los descamisados.

Veranear en Solanas. Nunca lo hice y menos ahora (pobre Pino, hasta a él corrieron ahora a la derecha).

Veranear en Colombia. Alguien va a sospechar que planeo desestabilizar al gobierno de Chávez.

Reclamarle al boliviano algún tomate que me dé de menos. Pensarán que estoy en contra de Evo.

Quejarme de la inflación. Como regalo del cumpleaños voy a pedir un poster de Moreno.

Reclamar políticas de seguridad. ¿Qué culpa tienen los pobres chorros si la gente se pone delante de sus balas?

Decir que pertenezco a la clase media. Está mal visto por las huestes K. Por las dudas voy a esconder todas las cacerolas, a ver si me encuentran alguna abollada.

Dudar de las declaraciones del superministro Aníbal. Si un día sale a decir que el cielo es rosa... ¡¡¡es rosa, carajo!!!
Pasar cerca de kioscos de diarios y revistas. Todos mienten.

Ver Canal 13 y TN. Voy a llamar a los del cable para que me los saquen y me descuenten de la factura la parte proporcional.

Poner el guiño del auto para girar a la derecha. Me delataría como un peligroso y feroz nostálgico de la dictadura. De ahora en más voy a doblar “de una”, aunque me puteen.

Pedir el trago “Séptimo Regimiento”. Me acusarían de estar tramando un golpe.

Extrañar los divertidos relatos de Walter Nélson y Alejandro Fabbri. Pensarán que estoy a favor del secuestro de goles.

Decir “golpe” de calor. De ahora en más será “redistribución” de la temperatura.

Pedir bife de chorizo “a caballo”. Me relacionarían con la policía montada, símbolo de la represión en los ‘70.

Comer milanesa de soja. Antes era el emblema del progre vegetariano, hoy significa estar con el campo, o sea, ser destituyente.

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